Casi todos los escritores incluidos los buenos, tienen voluntad de estilo. Sólo unos pocos, poquísimos, tienen estilo a base de un gran trabajo y sacrificio personales. Antonio Lobo Antunes es uno de ellos.
Un tipo que siendo médico y padre de familia se acostaba a las tres de la mañana escribiendo.
Un tipo que hizo infeliz a las personas de su entorno para hacer felices a miles de lectores.
Un tipo que dice que se va las tardes de su casa porque no puede trabajar con el ruido que provoca su nieto de visita.
Un tipo que cuando pasa una hora en sociedad ya se quiere ir porque cree que está perdiendo el tiempo.
Un tipo que si le dan un premio cree que está haciendo algo mal.
Un tipo que ha visto el horror humano y lo convierte en poesía.
Un tipo que dice que si no escribe, no tiene nada.
Esto que ven abajo... es un escritor con estilo.
Acabo de leer memoria de Elefante y he recordado la máxima de Michel Houellebecq: rater sa vie et réussir l'oeuvre para entonces triunfar como persona, sufriendo por ello. Y de eso creo que trata este libro, que es una confesión de su amor por su primera mujer, la crónica íntima de un fracaso sentimental de pareja y su contrario también, la declaración de una voluntad artística, de un triunfo literario, marcando el debut de este escritor grandioso. Un exorcismo del que surje un autor fundamental que critica en estas páginas también la psiquiatría y la consideración científica de la locura, especialidad a la que se dedicó durante años.
El estilo de Antunes pone al resto de escritores en un compromiso. Creo que muchos tienen que odiarle. Es un escritor de pedestal, te somete, te subyuga sin ínfulas ni soberbia, sino a través de metáforas e imágenes sobrecogedoras y basadas en lo cotidiano que no pueden sino arrancar sonrisas a lectores avezados. Un libro hermoso, excesivo, valiente y muy personal, a veces difícil de leer y otras hasta humorístico. Una confesión pública. Una declaración estética de intenciones. Repito, un triunfo literario.