viernes, 26 de agosto de 2011

La maldición de las treinta ultimas páginas

Sufro la maldición de las treinta últimas páginas... y ello desde hace tiempo.  A veces me ocurre que  tomo un libro de un escritor conocido, una vaca sagrada de las letras españolas, hiperbolizada, metaforizada, difundida por los medios mainstream y loada por acólitos o interesados, lo empiezo, y solamente sigo  movido por una sensación de culpa ("¿Cómo puede ser que no te interese?", "¿Acaso no eres lo suficientemente inteligente, culto,  sensible o tolerante para llegar a sus cuotas?") que salta cuando mi interés no se despierta.   Y me siento mal por ello, contemplo con pena las páginas que me faltan (cien, ochenta), intento cambiar de situaciones para leerlos en otros contextos (casa, metro, bares, solo o acompañado) analizo los logros,  pero nada... y me siento mal por ello. Y cuando faltan treinta páginas exactas...mis manos sueltan el libro y mi mente agotada por tamaño esfuerzo lector no siente ninguna curiosidad en conocer el desenlace o conclusión, si es que tiene, del mismo. Y no me importa. La culpa que me ha movido hasta casi el final del libro agota mis esfuerzos antes de poder acabarlo.




Pongo tres ejemplos recientes: El palomo cojo de Mendicutti, Mañana en la batalla piensa en mí de Marías y La conquista del aire de Gopegui.  Como nadie lee el blog (sólo seguidores de Bar Refaeli) pues lo digo sin ningun tapujo.


¿A qué se deberá? ¿Por qué no tendré la falta de complejos de dejar de leer un libro alabado cuando no me llega sin llegar hasta tan lejos? Mala cabeza tienes Tirso...

martes, 23 de agosto de 2011

In ictu oculi

Y las vacaciones se acabaron en un abrir y cerrar de ojos. "Time is never time at all" cantaba Billie Corgan  y sus Calabazas en aquellos maravillosos noventa... y eso recordé aquél mi último día de vacaciones, es decir ayer, tomándome la última tapa de papas aliñás con melva y los dos últimos tintos de verano cargados de hielo. ¿Dónde? en el paraíso terrenal de Saint Luc of Givemebar, allá por donde la Atlántida sigue hundida en la costa más surrealista y más maravillosa del mundo: Gades.







 Ya estamos de vuelta en la Ciudad del Norte  de Europa Donde Vivo y el otoño se ha presentado ya oscureciendo las mañanas con tormentas rabiosas. Han sido unas vacaciones largas porque hemos hecho y deshecho los petates por España unas pocas de veces visitando las familias o famiglias con esos tentáculos que tienen cual piovras italianas a las que nuestras espaldas les importan un carajo.  Han sido largas pero siempre saben a poco. Han sido largas pero han pasado en un abrir y cerrar de ojos. 



1. Calor húmeda versus calor seca.

Calor húmeda, dicese de la calor que con 30 graditos  de nada te empapa la ropa y por ende el cuerpo en un  sudor perenne, constante y con el que tienes que convivir si no quieres morirte de la desesperación. Calor propia del Levante e islas Baleares donde se supone que uno no puede ser otra cosa que feliz. ("Seraaa maravilloso"... y demas cosicas).

Calor seca, calor  que a partir de 35 grados te sumerge la cabeza en un estado de semi inconsciencia del que sales empapado de sudor y no muy lúcido. La diferencia entre ambas es que la primera es traicionera, parece que no hace calor pero estas absolutamente empapado y es propia de lugares costeros donde todos sabemos que llegaba lo mejor de cada casa. La calor seca, más del interior, es noble, adusta, ha reconquistado muchos territorios, va de frente, es de ley, te dice "te voy a achicharrar" y lo hace, te gana en duelo abierto y no te apuñala por detrás.
Yo soy del calor seco, por carácter y cuna. ¿Y vosotros? 



2. Lecturas

Entre tanto sol tirano, me he leído "Iluminaciones en la Sombra" de mi compatriota Alejandro Sawa. Entre sus muchas reflexiones sobre su época, sus años locos parisinos al lado de los simbolistas y su infortunio para vivir de las letras, me quedo con su defensa a ultranza de los andaluces, a los que cataloga como el pueblo más triste de España (y qué razon tiene), y de las civilizaciones mediterráneas, cuando afirma lo siguiente: "Diriase que el progreso tiene necesidad de sol para alentar. Egipto, Grecia, Roma, las lejanías de la historia".  Toda una declaración de principios entre tanta zozobra bursátil,  tanta falta de confianza por parte de los mercados y  tantas criticas al Sur por parte de los estados nórdicos, a los que Sawa les dedica la siguiente frase: "del Báltico, del mar del Norte,  yo no conozco sino los bajeles piratas de los normandos".





Y en plena costa gadita leí también un librito de vaqueros que transcurre en Conil absolutamente recomendable y adictivo, con un estilo personalísimo que hace que claves los ojos en sus páginas y que pases las hojas entre estupor y sonrisas: Manteca Colorá de Montero Glez. Una joya lumpen, un divertimento tremendo y tremendista, con un estilo efectista  a la par que efectivo entre soez, cañí y culto, un Pulp Fiction con tintes de Celine, que relata las tribulaciones del Roque, un delincuente tan hijo de puta como entrañable. Violencia, sexo y humor negro se suceden en un relato en el que pega un pequeño repaso a nuestro país con referencias a la tele o a la monarquía.  Muchos dirán que su imagen de escritor de los bajos fondos es tan falsa como la de Joaquín Sabina como poeta crápula y tabernario; me imagino que no les faltará razón porque no hay cosa más falsa en este mundo que la imagen que los artistas quieren dar de sí mismos para vender, pero algo que es incuestionable es el talento que tiene Montero. Además de poseer un estilo muy visual, influido por el cine y el cómic, Montero Glez es un narrador literario nato (mezclando multitud de recursos que nadie tendría valor de hacer)  y posee  un dominio envidiable de los saltos en el tiempo. ¡Salud para Montero! ¡Queremos más!



Dos libros entre tanto ajetreo, no es mucho pero me siento mejor al conocer que a la proxima Miss Italia le exigirán tres al año. El que no se consuela es porque es tan tonto como una Miss.


3. Salvadme

Claro, acabas de comer como Dios manda, esperas que te pongan el café por delante (con mayor o menor fortuna) tienes el mando a distancia (que es maligno) en la mano, empieza a invadirte "la modorra de la siestorra" (Umbral dixit) pulsas y como quien no quiere la cosa pones un canal en el que ves a un grupo de gente que habla sin parar, que se insulta, que cuenta no sé qué huevos de entendidos, malosentendidos, dimes y diretes, que se indignan, que entran y salen del plató, que se amenazan, que comen, beben y bailan, que se aman y se odian... dan una compañía tremenda en esas horas de sobremesa donde el verano te arranca de tí mismo. Cuando te has dado cuenta has pasado cuatro horas acompañado de estos personajes pero ya es demasiado tarde, has desarrollado tus filias y tus fobias con ellos, te has alineado con unos y has criticado a otros. Ya no hay vuelta atrás. Sólo un billete de avión puede arracarte de Ellos, que son los estadistas de España, que  pretenden representar cada uno un cierto sustrato de la sociedad. Son Ellos los más vistos, los más oidos y los más mentados.  Mientras tanto, la vida real transcurre de manera paralela, los riesgos, las crisis, las amenazas pero eso parece no importarle a  nadie cuando Ellos reinan en la tele. ¿Quién nos salva de Ellos?







4. In Ictu Oculi

Si, las vacaciones han pasado en un abrir y cerrar de ojos y para ojos...tenemos al entrenador del Real Madrid, club ¿señor? A mi, como hincha de un club provinciano, el supuesto señorío del Real Madrid me suena a chiste. Ha sido siempre un club bastante despreciativo con los demás equipos menores y ha  gozado siempre del favor de los árbitros y del establishment futbolero ¿o acaso nos olvidamos de los viajes impunes que pegaba Hierro o las lindezas de Michel? Yo, como aficionado a un equipo perdedor, pues no. ¿Victimismo por mi parte? todo el que querais. Y más.



Pero volvamos al momentazo de las vacaciones, sin duda, una vergonzosa agresión ante la mirada impasible de un testigo que parece colocado allí de manera artificial. Aparte de la vergüenza ajena que provoca el mundo del fútbol profesional, el tema de los ojos y las miradas dan mucho juego; que se lo digan a Buñuel.





Y en un abrir y cerrar de ojos el verano se fue.  En fin, malastestianos, hasta el próximo estío.


Ah, que no se me olvide una fotito de Bar Refaeli para que no decaigan las visitas al blog (le debo tanto a ella como ya escribí que es lo mínimo que puedo hacer).









Salud, buenos libros y buena música