sábado, 10 de noviembre de 2012

Radiohead y punto.

Me ha costado trabajo enfrentarme a la pantalla en blanco a la hora de abordar la cronica más que debida del concierto casi místico al que tuve la suerte de acudir hace unas semanas. Me enfrentaba al segundo cumplimiento de sueños musicales del año. El primero fue  Pearl Jam del que di cuenta y recientemente ha sido Radiohead.  Los apostoles del indie and that is all.



La primera vez que vi físicamente a los miembros de Radiohead yo tenía 19 años y ellos triunfaban con Creep. Yo por esa fecha era muy aficionado a la música clásica, mucho más que ahora, porque en Malas Testas vamos al revés de lo razonable. Estaba con mi primo el popero en la Virgin Megastore de Sevilla, cuando aún existía, mirando discos cada uno por su lado cuando vimos a un tipo estrábico junto a un notas bastante feo. Descritos así parecían ridículos, pero como siempre suele pasar con los artistas, esa ridiculez aparente es el análisis de los estúpidos. Por suerte pude percibir que tenían un aura y un carisma fuera de lo común. Firmaban discos de vinilo a un grupito de seguidores, acompañados por los restantes miembros de su banda. Eran Thom Yorke y Johny Greenwood. .



Dieron por aquel entonces un concierto gratis en el muelle de la Sal al que por supuesto no acudimos. Pecados de juventud.

Pasaron años hasta que un amigo me pasó el OK Computer y aquello fue una revelación. Hablar ahora de la importancia de la música de esta gente es baladí y pretencioso. Para eso están los que viven de esto. Nadie hace sombra desde un punto de vista musical a este grupo. Son tan rematadamente buenos, tan honrados con sus propias posibilidades, tan empeñados en no gustarse y en cuestionarse a sí mismos, tan rematadamente cultos y curiosos, tan abiertos a experimentar sin dejar de ser ellos mismos... habrá grupos que nos gusten más, que nos emocionen más, son demasiado abstractos quizás, pero no hay nadie que les llegue al betún. Es así. Pasar del pop al rock, del rock a la música contemporánea y de ésta a la electrónica siendo Radiohead... todavía no se conoce su influencia en el futuro.  Han escrito la banda sonora de la modernidad, con toda su paranoia, su  neurosis y pesimismo. Pedestal. Lo único.





Vinieron a Amberes con la gira del King of Limbs, las entradas se agotaron en unos minutos por el mes de marzo. Nos pusimos cuatro amigos como brokers a reventar el sistema informático. Finalmente conseguimos las entradas.  El sportpaleis se llenó obviamente unas 20 000 personicas, pero esta vez mi agorafobia se había calmado con mi experiencia del Werchter y Pearl Jam.

Aparecieron y se pusieron a tocar sin dirigirse al público, pero no importaba, la música de esta gente está por encima de ellos y de nosotros. Empezó a sonar y nos callamos todos. El escenario estaba compuesto por pantallas colgadas que subían y bajaban reflejándolos a ellos en vivo, creándose un efecto real-imagen muy interesante.




Thom Yorke se presentó muy bailongo con gestos de danza contemporánea en los temas mas electrónicos  (con mixomatosis, fue espectacular). El carisma de este cantante es impresionante. Su falseto es desgarrador en los temas más íntimos, nada afectado...único (Pyramid Song).



Johnny Greenwood se me reveló no sólo como el auténtico músico del grupo, el más rico e innovador, sino también como un excelente guitarrista y multi-instrumentista.



El  resto de la banda es también espectacular. Compaginaron temas conocidos con otros del nuevo disco y canciones inéditas... mostrando que los primeros que no se tienen que aburrir son ellos. Nada de gustarse ni de gustar. Mandan. Y vaya si lo hacen.



Claro que el público no quiso que se fueran. Claro. Tuvieron que volver dos veces. Ovación. A los flamencos no les importó que Thom Yorke se dirigiera a ellos en francés. Fue una experiencia muy cerebral y emotiva al mismo tiempo. Fenómeno fuera de lo común, del que te sientes tan alejado como sometido. Es lo que pasa cuando ves a los mejores. Amen.




viernes, 9 de noviembre de 2012

Et pourtant...











— Et pourtant vous serez semblable à cette ordure,
À cette horrible infection, 
Etoile de mes yeux, soleil de ma nature,
Vous, mon ange et ma passion!


Oui! telle vous serez, ô la reine des grâces,
Apres les derniers sacrements,
Quand vous irez, sous l'herbe et les floraisons grasses,
Moisir parmi les ossements.


Alors, ô ma beauté! dites à la vermine
Qui vous mangera de baisers,
Que j'ai gardé la forme et l'essence divine
De mes amours décomposés!

Charles Baudelaire











Foto: Rebeca Saray
Modelo: guess who