jueves, 28 de abril de 2011

Cabezada 4: de la infancia, Dios y copas

Durante esta Semana Santa soleada en el norte de Europa donde vivo, me han llegado imágenes desconcertantes de cofradías impotentes y fervososos frustrados que me han retrotraido a mi Hispalis de la infancia, tal y como muestra la foto de Brassai.



 Recuerdo el mirar el viernes de dolores hacia el cielo implorando la permanencia del sol durante la semana grande. Estar fuera de Hispalis en la Semana Santa ya se me ha hecho natural pero los primeros años me inundaba una sensación de traición a una ciudad a la que he llegado a odiar y a vituperar de manera casi  infantil. Estas reflexiones sobre mi infancia y amor-odio relativas a  mi ciudad natal han sido azuzadas estos pasados días semanasanteros por la lectura de los Diálogos en la Acera Izquierda de la Avenida del poeta sevillano Rafael Montesinos, que cuenta con un excelente estudio preliminar de Rafael Roblas. Esta obra de Rafael Montesinos, junto con Los Años Irreparables, es fundamental para todo hispalense de alma sensible  (!!Ay¡¡) al que le duela (¡¡Ay!!) su ciudad demasiadas veces al día (¡¡Ay!!).




Bueno tras esta introducción sentimental mi mala cabeza me ha llevado en estos días a recapitular las referencias a Dios en el pop-rock. Cuentan los libros que God only knows de Brian Wilson, contiene la primera mención directa a Dios en una canción pop, canción que según Pitchfork es la mejor de los años sesenta. No soy muy de rankings y no voy a reiterar las maravillas de Pet Sounds (que las suscribo)  pero como se puede leer en el blog  Estatuas Verdes, Brian Wilson hubiera sido como Bach si hubiera nacido en el siglo XVII.



Otro disco que ha sonado mucho en mi memoria con referencias religiosas es Vitalogy, disco oscuro, irregular e inquietante pero con momentos sublimes  y un cuidadísimo diseño  (tiene un formato de libro); baste decir que este uno de mis discos de cabecera y que merecería un post para él solito (al tiempo). Cuidadito con meterse con Pearl jam...que salto.




Sin embargo el descubrimiento de esta semana ha sido Neutral Milk Hotel, y su  In the aeroplane over the sea, disco raro,  de letras surrealistas y música muy rica y llena de referencias (gracias David). Uno no puede evitar gritar "Iiii Loooove you Jesuuuuuuus Chriiiiiist, Jeeeeesus Chriiiist Iiiii looooove you yeeeeees I doooooooooo" en la segunda parte de the king of carrot flowers.

 


Y hablando del rey, felicidades a Sergio Ramos,  no sólo por la ruptura de hegemonías barcelonistas, que tampoco son tales porque la copa del rey del año pasado las ganamos nosotros y la champions el Inter, sino por la ruptura real de la copa, todo un gesto que devuelve al fútbol a su lugar, el suelo, entre tanto galáctico de manos flojas.






viernes, 15 de abril de 2011

Cabezada 3: Tartamudos de moda

Si señor, los tartajas, todos con muy mala cabeza, estamos de moda gracias al "Discurso del Rey" una película más edulcorada que un merengue con un actor que parece un busto de piedra (rematado con oscar)  y que interpreta al mismísimo Rey de Inglaterra con problemas de fluidez.  El happy end que busca la emoción facilona me ha sublevado.  Helena Bonham Carter hace de Helena Bonhan Carter desde hace más de 30 años, desde Una habitación con Vistas.  Y cada vez lo hace mejor. Algún día dejará de actuar como H. B. C. para ser realmente H. B. C.  Sin embargo, me gustó  la escena en la que el terapeuta sin títulos (muy bien Rush)  le hace al Duque de York no oir lo que lee en voz alta. Digamos que  viví esa experiencia en persona y me dio conciencia de que era capaz de hablar si no me escuchaba tanto a mi mismo.






De todas maneras, el tema de la película me parece tramposo, pobrecito el rey que es tartaja, como si necesitáramos una figura por todos respetada para compadecernos de dicha peculiaridad, como si hubiera que justificar  la comprensión y el respeto que nos genera  si es sufrida por un rey o un personaje famoso. He recorrido páginas web en las que hay listas de escritores, pintores,  artistas que eran tartamudos. Reconozco que me reconfortó pero nos pone el listón a los tartamudos muy alto para que nos sintamos bien.


Jorge Luis borges

Vamos que hay que ser Borges para que los tartamudos, afásicos o como nos quieran llamar, nos podamos sentir aceptados. No me extraña que terminemos casi todos chalados o megalómanos. Yo he usado sinónimos que no venían al caso, he colgado el teléfono a la hora de tener que decir algo o he recurrido a giros perifrásticos para evitar palabras resistentes desde un punto de vista oclusivo, aunque en la mayoría de las ocasiones o me estrellaba contra las palabras o me callaba y mi mala cabeza seguía las conversaciones sin alzar la voz con una sensación triste de huída, sobre todo de los demás. A los 18 años leí Bomarzo,  el novelón de Mujica Lainez, y aprendí que era demasiado fácil culpar de  nuestra triste vida a los defectos que tenemos, tal y como hizo Pier Francesco Orsini con su joroba.


[bomarzo.jpg]


  Antes de que salten los culturetas, precisar que el cuadro, de Lorenzo Lotto, no es realmemente un retrato de Orsini, pero es usado como portada de la  novela y nuestro jorobado defiende en el libro que sí es él. Mejor la ficción que la realidad.  Este cuadro está en Venecia. Tuve la suerte de encontrarme con él hace unos años y mantuvimos una pequeña charla muy fructífera, de jorobado a tartaja.

De todas maneras, algo positivo que tenemos los tartamudos, todos con muy mala cabeza,  es que nos pensamos muy bien lo que decimos porque nos cuesta mucho expresarlo. Jamás escucharéis ninguna estupidez procedente de un tartamudo. Nunca. En todo caso, la estupidez expuesta será plenamente consciente. Algo bueno teníamos que tener.

Pobres logopedas, foniatras, psicólogos, homeópatas, chamanes, espiritistas... ninguno consiguió nada conmigo... mi escepticismo y mi poca fe en mí, y por tanto en los demás, tiraba por tierra  cualquier método aplicado a mi mala cabeza.  Cuántos maravedís gastados por mis padres... para construir otra catedral hispalense. Era mejor regodearse. Pero la cuestión debería ser mucho más sencilla.  Hay que dejar de huir. La tartamudez no es un problema del que habla sino del que escucha, mucha de la tensión que se nos produce al hablar y que nos provoca el bloqueo se debe a la actitud del oyente que neurotiza al tartamudo cuando nos acaba las frases, se  pone nervioso compadeciéndose de nosotros o está tan acomplejado consigo mismo que siente vergüenza ajena ante los defectos de los demás. Erradicar de nuestra mala cabeza el qué pensaran de nosotros es lo que más cuesta y sólo se logra con los años.  Si al tartamudo no le importa lo que piensen de él, a sus oyentes no les afectará el hecho de que tartamudee y aquél acabará por aceptarse. Para todo este proceso reirse de sí mismo es una gran herramienta,  quita todo poder posible de ofensa  que creemos que los otros puedan tener sobre nosotros, los no fluidos.

 Y para dominar la técnica de cachondearse de uno mismo, tenemos al  maestro Allen, que tanto me ha enseñado.




Volvamos al tema de la tartamudez en el cine. Hay personajes tartamudos en muchas películas, pero yo me quedo con uno que me impactó bastante en mi juventud:  Dan Love, en "El niño que gritó puta" de Juan José Campanella. El tema de la pelicula no es la tartamudez, es mucho más complejo y oscuro, pero en las escenas donde el chico tartamudea se refleja de manera impecable lo que podemos sentir al no poder expresarnos;  Dan muestra toda su fragilidad dentro de su extrema dureza.





Sin embargo ambas películas dan a entender que la tartamudez está asociada a infancias difíciles y yo me pregunto qué es una infancia fácil.

De todas maneras falta, que yo conozca, una obra que refleje con precisión el mundo de la tartamudez, porque a lo mejor, hemos permanecido callados demasiado tiempo, no queriendo hablar de nosotros mismos, como sí hicieron, con tartamudeos, los Who:






miércoles, 6 de abril de 2011

Cabezada 2: ROSAS DE PIEDRA

Esta semana el disco de cabecera es el primer álbum de los Stone Roses de título homónimo. Este grupo salta a la fama en mi adolescencia aunque yo tuviera la mala suerte de descubrirlos en profundidad más tarde, al echar la vista atrás y hacer algo que sienta mal a muchos grupos y muchos llamados artistillas: comparar.



Vaya que sí, una antigualla dirán los ninis de pantaloncitos cagados, que no conocen la influencia de estos locos que no sobrevivieron a este primer disco tan influyente, aparecido en 1989, pudiendo sólo publicar otro en 1994 antes de la disolución de estas rosas de piedra que conmovieron tantos corazones en los noventa. Antes que Oasis (demasiado deudores de los Beatles) , antes que los santurrones de Coldplay (que se han pasado al bando de Bono y su cuenta corriente a base de timar al personal con himnos huecos y politicamente correctos), antes de la falsedad de Pete Doherty (dudo que se drogue tanto) y antes de tanta etiqueta britpop facilona, apareció este disco redondo lleno de canciones memorables desde Waterfall a I am the resurection. Mezclaron rock con ritmos bailables influenciando a bandas como Franz Ferdinand. La portada es una pintura del genial guitarrista John Squire  al estilo Pollock, llamada Bye Bye Badman (título a su vez de uno de los temas) inspirada de las manifestaciones del mayo del 68,  donde los limones eran el antídoto a los gases lacrimógenos. En 1988 se cumplía 20 años de todo aquello. Toda una declaración de intenciones.

Waterfall forma parte de la memoria colectiva de los afortunados que la hayan oído. I wanna be adored, la canción inicial,  es quizá la canción más sombría con su referencia al maligno, llegando a unas cuotas románticas con dichas referencias que pueden recordar a un Dorian Gray aún más pasado de rosca ya que ni siquiera tiene que vender su alma.I am the resurrection conforma uno de los finales de disco más apoteósicos de los últimos años, con una letra que creo que casi todo el mundo ha podido hacer suya en algun momento al versar sobre la victoria amarga que supone dejar una relación tormentosa. Comienzan queriendo ser adorados y acaban siendo la resurección... más rockero... imposible.





La pose de estos chicos ya presagiaba una actitud poco duradera pero genial,  de importarles su aspecto bien poco haciendo estética a pesar de ello, sólo centrados en la música, auque no saliera siempre bien, algo erráticos a pesar de ser unos grandes rockeros, que para eso es rock y se hace en casita y no en el conservatorio.




Sorprendente fue su batería, Reni, padre del Madchester Beat.  Verlo es como estudiar un manual de percusión, siempre con su sombrerito que luego adoptaron Oasis o The Verve y,  por ende,  muchos britpoperos en toda Europa, con sus pantaloncitos dockers y el pelo arremolinado.




Ahora la mayoría de los britpoperos lleva traje porque el capitalismo siempre gana, sobre todo con los britpoperos que hay que seguir comprando ipods, iphones y demás  cacharros hipsters y trendys. Yo llevé gorrito,  a ver si os vais a creer, y ahora visto trajes, faltaría más, mientras viajo con mi ipod nano en el metro, perdon, underground.


Los que no saben de música sólo hablan del cantante o del guitarra, que si canta bien, que si puntea mejor,  mientras que los grandes denostados (y por tanto imprescindibles) del rock son los bajistas y los baterías, la verdadera espina dorsal rítmica de un grupo, donde reposan todos los ornamentos y filigranas. Desde aquí esta postal  con todo el cariño para los baterías del mundo. 







Sí, es Bar Refaeli, la musaraña de esta semana y lo mejor de ella es la mirada de castigadora que tiene porque uno de los atributos que toda mujer ha de tener para un maldito con ínfulas es una gran capacidad de inspirar sufrimiento en él y por parte de él; dicho más sencillamente, que el susodicho en  nombre de ella se pueda autoinfligir un gran daño moral, siempre deseado y en el  que la amada casi nunca tiene responsabilidad alguna, siendo este dolor la gran aspiración del sentimiento amoroso del maldito.  Además, llamarse Bar no me negareis que no es incitador, al menos en España,  y Refaeli, también, con todas sus connotaciones pictóricas culturetas a la nos puede llevar una asociación de ideas rápida. Hablo del prerrafaelismo, movimiento del siglo XIX enmarcado en el simbolismo. Pues una de las canciones del disco de Stone Roses, "Elizabeth my Dear", que dura un minutillo escaso con una letra muy dura y una melodía casi medieval, hace que mi mala cabeza recuerde cuadros de Dante Gabriel Rosseti, un pintor maldito donde los haya,  como éste  con rosas, un cítrico (que me lleva a "Naranjas y Limones" de Julio Romero de Torres) y una mujer fría como la piedra.  


Como dice la canción "It's curtains for you, Elizabeth my dear".

"Elizabeth", digo yo ahora así de pronto, "¿por qué me abandonaste si ni siquiera  te conocí y habitas en mi imaginación?"

Este sería, a modo de epitafio, uno de los amores malditos paradigmáticos y para patéticos. O quizá para góticos... quien sabe. De todas formas, todo esto fue antes de J. Bieber y de que todos se volvieran idiotas.


Hasta la siguiente cabezada, vuestro afectísimo,


Tirso Malatesta.









domingo, 3 de abril de 2011

Cabezada numero 1

Queridos lectores, Tirso Malatesta empieza sus embestidas semanales sin saber muy bien adonde ir.





Serán reflexiones a compartir con vosotros, erráticas, desorganizadas, sesudas y, seguro, mejorables. Por mala cabeza que no falte...



¡Hasta la próxima cabezada!