jueves, 29 de marzo de 2012

...al hype

Claro que en la misma semana que fui a ver Wilco hice lo propio con un grupo nuevo cuyo primer disco me sorprendió muchísimo el año pasado: Wu Lyf con su Go Tell Fire to the Mountain. Una tarde de verano estaba en la FNAC bicheando discos baratos hasta que presté atención a la música que tenían puesta. Me recordó algo de Arcade Fire pero con voces desgarradas y algo burras. Pregunté por el grupo y me enseñaron el disco que estaba de promoción a 15 euros (jajajaja... estos países ricos qué gracia tienen...).



En casa busqué en la pitchfork, ya sabeis, la biblia indie, lo que dice Pitchfork goes to the mass(es): Wu Lyf, (World Unite Lucifer Youth Fundation) best new music con un 8,4 de puntuación. Hice mis researches y cuando obtuve el álbum me sorprendió. No os asusteis, timoratos, no es un grupo satánico ni muchísimo menos. Ya veis la pinta que traen. Unos buenos chicos de Manchester.




El disco me pareció  una mezcla de Arcade Fire (Funeral), Modest Mouse algo de Wolf Parade y un poquito de Vampire Week End  en algunos ritmos. Disco grabado en una iglesia, lleno de voces desgarradas y desgarradoras, con dos baterías y órgano, cantado (gritado) al extremo, con un aura de solemnidad salvaje, un misticismo pagano y a grito pelao... muy atractivo...con un toque denso y trascendental que no chocaba... me encantó. Me hice fan desde la primera escucha de Such a Sad Puppy Dog,  Spitting Blood, Dirt o sobre todo We Bros, el hit del disco que es todo un himno.






Indagé en su página web y, la verdad, vaya campaña publicitaria...merece la pena verse. Yo es que ya soy viejo para impresionarme por estas cosas, pero es que es obra de un profesional, que ha llevado campañas publicitarias de grandes empresas. Echad un ojo. Yo sólo me centraré en la música.






Y entonces, conseguí entrada para ir a verlos. Estaba ansioso por acudir al concierto aquella tarde lluviosa. Me preguntaba si serían capaces de trasladar al crudo directo todas las sensaciones que el disco me despertaba. Me los encontré en el bar del botanique cenando (di testimonio de esto último en facebook). Parecían distendidos y nada solemnes.  Y muy jóvenes, pardiez. Para mi sorpresa, ellos mismos vendían sus camisetas y discos detrás de una mesa unos minutos antes del concierto. Esta vez fui justo y les compré el disco. ¿Precio? Doce euros. El cantante me lo entregó. Y le pedí permiso para una foto con el teléfono pensando en ilustrar aqueste blog. Aqui lo teneis junto al bajista (izquierda).






El concierto empezó y cuando me di cuenta había terminado. Nos quedamos fríos. No transmitieron absolutamente nada. Cero conexión con el público que estaba entregado de antemano.  La banda  sonaba potente pero el cantante estaba muy por debajo no sólo del disco sino de sus músicos y de su propia música, incapaz de llegar a las alturas vocales que su obra le requería. Era muy difícil trasladar al directo la apuesta de go tell fire to the mountain, pero una obra grande y arriesgada requiere músicos grandes que sepan arriesgar. Y no fue el caso. El cantante, una especie de James Dean y Elvis Presley maldito con cazadora vaquera optó por las imposturas y gestos vacuos al verse incapaz de desgañitarse y darlo todo,  tal y como nos esperábamos.






Las giras son inhumanas. That is money, boys. Quiero achacar a la gestión de sus fuerzas la pobre prestación que llevaron a cabo ante unos admiradores que se fueron cabizbajos.  Decir que ha sido de lo peor que he escuchado en vivo no es injusto con la banda; sí lo es con el disco, que es grandioso e invita a conceder un voto de confianza a estos chicos que quizás tuvieron una mala tarde. Ojalá sea eso. 



1 comentario:

  1. Es verdad que el disco es interesante pero tienen toda la pinta de no ser muy buenos en vivo.

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